Miles de años
investigando sobre el fenómeno de la luz, nos llevan al descubrimiento de la
fotografía.
Nos remontamos a la
prehistoria, cuando el ser humano encuentra en la luz diversos efectos. Proyecciones
“mágicas” en el interior de sus cuevas cerradas con pieles de animales, dejando
pasar a través de pequeños orificios “imágenes invertidas” en las paredes y
techos, estampas latentes que fueron dibujadas por sus habitantes.
¿Os imagináis el asombro que les causaría a esta gente dichas imágenes?
¿Os imagináis el asombro que les causaría a esta gente dichas imágenes?
Sombras
proyectadas por los cuerpos, impresiones de la luz natural del sol en la propia
piel del cuerpo humano, realizando sobre diferentes partes dibujos decorativos,
colocándose hojas u otros objetos y dejando actuar al sol como “revelador”,
quedando así la silueta del objeto empleado ¿estamos ante los primeros tatuajes "ópticos"?, o el descubrimiento del fuego,
usado como fuente lumínica.
En el antiguo Egipto
ya se usaba la sombra proyectada por los obeliscos para medir el tiempo, e
incluso sus edificios eran orientados de tal manera que sus bajorrelieves
adquirieran volumen y tuvieran una mejor visión. En esta época ya se usaba la
luz (utilizando los primeros objetos
metálicos) para desviar y guiarla en el interior de las pirámides. También
usaron vidrios en forma de lente para encender fuego.
Así, la luz ha sido imprescindible
para el desarrollo de la humanidad.
En el norte de
Europa, entre los años 750 a 1050, los navegantes vikingos no podían valerse de
las estrellas como guía durante los largos veranos de luz permanente, por lo
que emplearon un cristal polarizador que permitía pasar a través de él solo una
parte de determinadas direcciones, con lo que podían deducir la posición del
sol.
Esto son tan solo
unos pocos ejemplos en los que comprobamos el conocimiento de ciertas peculiaridades
de la luz desde la antigüedad.
La luz fue
fundamental en diferentes campos artísticos (como podemos comprobar en la escultura, pintura y arquitectura),
plasmando sus propiedades o aprovechándolas para un mejor entendimiento de la
obra. No es concebible admirar una obra de Caravaggio o Sorolla, el Partenón de Atenas o la obra Le Corbusier, la escultura de Bernini o del maestro Oteiza
sin el estudio de la luz.
Es el filósofo Chino Mo-Ti (s. V a. C.) quien
descubre que la luz viaja en línea recta, y que cuando esta atraviesa un
pequeño orificio de una habitación oscura, forma una imagen invertida en el
lado opuesto al agujero. Lo llamaría “el lugar de recoger” o “la
habitación del tesoro encerrado”.
En occidente, los
griegos comenzaron a cuestionarse la naturaleza de la luz, sosteniendo algunos,
como Empédocles (490-430 a. C), la teoría de que veíamos los cuerpos, debido
“a los rayos de luz que salían de nuestros ojos tocando los objetos”. Esta
teoría fue rebatida por Aristóteles (384-322 a.C.).
En el siglo IV a. de
C. durante un eclipse parcial, Aristóteles observó el sol en el suelo cuando
sus rayos atravesaban las hojas de los árboles. Experimentó realizando agujeros
de diferentes formas en las hojas, dándose entonces cuenta, que no importaba cómo
era el agujero, ya que la forma del astro rey proyectado era siempre circular.
También se dio cuenta
al usar la cámara oscura, que el tamaño del agujero, (estenopo) influía en la nitidez de la imagen, advirtiendo que
cuanto más pequeño era, más perfecta era la imagen.
Los estudios sobre la
luz prosiguieron, y fue un matemático, físico y astrónomo árabe llamado Alhazen
(965-1040) en el siglo XI, quien realizó los primeros estudios sobre la
refracción de la luz y el proceso de la visión, describiendo acertadamente las
partes del ojo. Alhazen profundizó también sobre el funcionamiento de la cámara oscura.
Alhazen y la cámara oscura.
Estudiosos como Roger
Bacon (1214-1294) o Descartes (1596-1650) continuaron estudiando sobre la
visión y la óptica, llegando a realizar nuevos descubrimientos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario