Son diversos los usos que se le dieron a la cámara oscura desde tiempos
remotos. Hemos visto, que ya en la antigüedad se utilizaba para estudiar fenómenos
naturales como eclipses, verificar los fenómenos producidos por la difracción o
la interferencia de los rayos lumínicos, teorizando sobre las ondas luminosas. El
propio Alhazen trabajó con ella para estudiar el funcionamiento del ojo.
Según cuenta la leyenda, en el año 539 de nuestra
Era, el mago Merlín usó la cámara oscura para fines estratégicos y de
observación en la guerra que mantuvo el rey Arturo contra los sajones. Colocada
en determinados lugares pudo aprovecharse para realizar planos del campo
enemigo, en conflictos bélicos.
Cornelius Meyer 1689
En un dibujo de Cornelius Meyer (1629-1701) se pueden apreciar unos
anteojos con un orificio (estenopo)
en el centro para mejorar la visión, restringiendo la entrada de luz y
proporcionando una mayor profundidad de campo.
En la segunda mitad del siglo XV Leonardo Da Vinci profundiza en el
estudio de la cámara oscura, empleándola como herramienta auxiliar del dibujo,
como haría Alberto Durero (1471-1528). Estas cámaras oscuras tenían las
dimensiones de una habitación, para que el pintor pudiera introducirse en ellas
y poder dibujar en su interior lo que allí se reflejaba.
El astrónomo alemán Johannes Kepler (1571-1630) utilizó la cámara oscura
para observar la luna, cuando escuchó acerca del uso de lentes en la cámara, él
mismo construyó su propia cámara oscura con lente y además de sus
observaciones del espacio, también hizo una comparación minuciosa del ojo
humano con la cámara oscura.
En 1646 Athanasius Kircher (1601-1680) construyó una cámara oscura
portátil, colocando en el lado opuesto al orificio de entrada de luz, un papel
translúcido.
En esta ilustración de la época se puede apreciar a un pintor con una
cámara oscura portátil con lente, realizada en Londres por Robert Hooke
(1635-1703) en 1668.
Grabado en madera de la cámara oscura portátil con lente de Hooke
Estas prótesis oculares, denominadas así en esos tiempos, y otras cámaras
de mayor o menor tamaño, se convirtieron en parte del material de estudios y
talleres de numerosos pintores.
David Hockney (1937) publicó en su libro “El conocimiento secreto” (Ed.
Destino 2001), como grandes pintores (Van
Eyck (1395-1441), Caravaggio (1571-1610), Vermeer (1632-1675), Canaletto
(1697-1768) o Velázquez (1599-1660), desde principios del siglo XV, se
ayudaron de elementos ópticos, cámaras oscuras espejos o lentes para dar forma
a algunas de sus obras.
Vista panorámica de la ciudad de Delft hacia 1660 Vermeer
Según relata Hockney en su libro, Caravaggio habría ubicado en el techo
de un sótano, un sistema óptico por el cual entraba la luz iluminando sus
modelos.
En el cuadro “Marta reprendiendo a María” se observa
el orificio del
techo reflejado en el espejo.
Marta reprendiendo a María (1599) Caravaggio
El retrato de silueta mediante un aparato llamado Silhouette, permitía
dibujar el contorno del retratado mediante la proyección de su sombra. Este
artilugio dio origen a otro más complejo llamado Fisionotrazo.
Las cámaras claras o lúcidas, consistían en un brazo extensible con un
sistema de prismas en la parte superior que dejaba al dibujante ver a la vez la
escena y el papel de dibujo, lo que le permitía calcar la imagen con el lápiz.
La cámara oscura (estenopeica)
casi desapareció de la historia del arte entre 1650 y 1850, pero la fotografía
la rescató del olvido.
Siguiendo los pasos de Giovanni Battista Della Porta, durante los siglos XIX y
XX se han construido numerosos edificios con cámaras oscuras en su interior
para el divertimento y la educación.
En España podemos
nombrar La Torre de los Perdigones en Sevilla, Torre Tavira en Cádiz o la Cámara Oscura de Peña Cabarga en
Santander entre otras.
Torre Tavira en Cádiz
Otras cámaras oscuras
son la Cámara Oscura En royal Mile (Edimburgo),
Great Unión Camera en Douglas (Isla de
Man), la cámara oscura de Santa Mónica (California)
o La Cámara gigante de Cliff House en San Francisco.