martes, 5 de mayo de 2015

POSITIVO DIRECTO QUÍMICO


Una de las particularidades que tiene la fotografía estenopeica es la obtención de un negativo tras la toma, por lo que debe ser positivado.

Actualmente se pueden realizar fotografías con papel de positivo directo, pero en lo que concierne a este post, os quiero mostrar una solución más que digna para la obtención de un positivo directo sin necesidad de usar la técnica del positivo por contacto.

Con este método no es necesario utilizar ampliadora o una fuente de luz controlada para lograr una buena gama tonal.

Un papel RC convencional es más que suficiente para lograr este propósito.

Antes de ponernos manos a la obra debemos conocer en profundidad nuestra cámara estenopeica, distancias focales, tiempos de exposición, etc., ya que si pretendemos obtener un positivo directo, los tiempos van a variar considerablemente.

De todos es sabido, que la imagen resultante mediante este tipo de cámaras, se nos presenta, (además de en negativo), invertida de arriba abajo y de derecha a izquierda, aspecto que se corrige al realizar el positivo por contacto. No es así si nos proponemos hacer un positivo directo químico.

La inversión vertical se corrige simplemente girando la imagen, pero la horizontalidad permanecerá invertida, a no ser, que el papel fotográfico lo coloquemos bajo el estenopo, lo que nos aumenta la distancia focal, así como el encuadre como los tiempos de exposición. Todo dependerá de la imagen que queramos obtener.

Si tenemos claro todo esto, es momento de abrir el estenopo.

Conocer nuestra cámara nos permite saber los tiempos que normalmente utilizamos según las condiciones de iluminación presentes en la escena.

En la red, existen innumerables páginas y documentación donde encontrar fórmulas para conocer los tiempos de exposición, aunque al final, es el “trial-error” y la experiencia, los que nos va a marcar las pautas.

Tras exponer la fotografía, abrimos en el cuarto oscuro con luz de seguridad nuestra cámara, introducimos el papel en un revelador suave, lo que nos dará más gama tonal, y lavamos la fotografía. En este momento, observamos un negativo muy oscuro, pero no nos debemos asustar, el buen control es precisamente, saber hasta dónde podemos sobrexponer la fotografía.

Ahora empieza el proceso de inversión. En una solución de agua (1litro), una cucharadita de dicromato potásico y un pequeño chorro de ácido sulfúrico, metemos el papel hasta que la imagen desaparezca por completo. En este proceso, los haluros de plata expuestos desaparecen. Tras lavar el papel, lo introducimos en otra solución, esta vez de agua con carbonato cálcico, para eliminar los restos de la anterior solución y evitar así manchas amarillentas.

Lavamos nuevamente nuestra foto, y dependiendo de nuestra propia experiencia al ejecutar estos procesos, podemos volver a realizar todo el proceso, hasta que veamos que en el revelador no salen negros.

Hecho todo esto encendemos la luz, revelamos y podremos comprobar cómo los haluros de plata no expuesta y por lo tanto no blanqueada, “se velan”, dando como resultado un positivo directo sin necesidad de hacerlo por contacto.

Lavamos la fotografía y la fijamos, aunque no sea necesario en este proceso usar fijador.