jueves, 14 de enero de 2016

INTERPRETANDO LA REALIDAD


Hoy saco a la luz una fotografía que me hace pensar sobre el significado de las obras que hacemos los que nos dedicamos a la pintura, fotografía o escultura.

Obras que por otro lado, en ocasiones, tan solo tienen una lectura, “la propia obra”, sin más.

Nos empeñamos en sacar una interpretación a todo lo que hacemos, mejor dicho, se empeñan en buscar significado a algo que simplemente tiene el efecto visual que provoca al receptor.

El planteamiento es muy sencillo, me gusta o no me gusta, y punto. Pero ¿por qué se empeñan algunos en buscar algo inexistente? ¿Acaso nos paramos a pensar frente a un cuadro que tiene pintado un paisaje realista, sobre su significado? Repito, te gusta o no te gusta. Entonces, ¿por qué lo hacemos sobre un cuadro o una escultura abstracta?

-Es que no lo entiendo…

-¿Qué es lo que no entiendes? ¿Te gusta o no?

-Sí, bueno, me gusta, pero no lo entiendo…

La primera impresión es la que cuenta, los primeros segundos en los que nuestro cerebro registra esa imagen son los fundamentales, lo que viene después es diferente, pues el entorno, la educación, cultura o el momento, puede cambiar nuestra percepción.

La obra está realizada, y puede haber sido creada con un significado claro, con un objetivo concreto, o desarrollado a partir de un concepto real, partiendo de la base que la buena abstracción viene de un origen realista o figurativo.

Pero ¿qué sucede cuando vemos una imagen realista? ¿Solo tiene un significado? ¿Lo tiene? ¿Lo entiendo?

A menudo, es el que percibe la imagen el que obliga, de alguna manera al creador, a explicarle su obra. ¿Es necesario? Es una imagen, sin más.

Esa imagen es la que debe explicar por si sola su significado, y este tendrá tantos como personas que lo observan.

Un ejemplo. Esta fotografía que os presento, es una imagen de unos membrillos en unas ramas nevadas. Bien, pues vamos con unos posibles títulos para diferentes interpretaciones:
 
 

1º Membrillos nevados.
2º Cambio climático.
3º Frente a las inclemencias, algunos resisten.
4º La madurez que nunca llega.
5º No me quiero ir de casa.

Estos, son solo cuatro ejemplos para una misma imagen. Ahora es momento de pararse a pensar sobre cada título, o simplemente quedarnos con el primero. ¿Te va a gustar más la imagen, si yo te digo que estuve esperando durante años a poder captar esta instantánea, para ver un membrillo nevado? ¿Te gustará más, si te digo, que el planteamiento viene, casi desde el origen del hombre, cuando Adán y Eva, representados mediante estos frutos, cambiaron nuestra vida? ¿La foto te llegará más, si te planteo, que todo viene a raíz de un artículo que leí en la prensa, sobre dos hermanos que resistieron durante catorce días, atrapados en una montaña…?

Así podría continuar, intentando convencer a alguien, pero creo que ese no es el objetivo. ¿Acaso te vas a sentir mejor?

¿Hay obras que tienen su significado? Sí.

¿Hay obras que no lo tienen? Sí.

Y digo yo. ¿Por qué nos complicamos tanto la vida?  Mira el lado positivo.
 
 

  

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